Tras la muerte de Baldur, los Dioses y Diosas estaban muy enfadados con Loki y querían enfrentarse a él. Pero Loki había huido de Asgard y se había escondido en la cima de una montaña. Allí había construido una casa con cuatro puertas para poder mirar desde la casa en todas direcciones. Durante el día, Loki se transformaba a menudo en salmón y se escondía en el río llamado Cascadas de Franang.
Por la noche, Loki se sentó junto a la hoguera de su casa y pensó en lo que tramaban los Aesir, y se preguntó qué planes tendrían para capturarlo. Mientras estaba allí sentado, se entretuvo haciendo una red de pesca con hilo de lino.
Un día, Loki se asomó a una de sus puertas y vio a los Aesir subiendo la montaña. Odín había descubierto el paradero de Loki desde su alto asiento en Asgard llamado Hlidskjalf. Loki se levantó rápidamente, arrojó la red de lino al fuego y corrió hacia el río.
Cuando los Aesir llegaron a la casa, el primero en entrar fue Kvasir, era el más sabio de todos. Kvasir miró alrededor de la casa y trató de encontrar a Loki, cuando se dio cuenta de que la casa estaba vacía vio algo en el fuego. Era una silueta de la red en las cenizas, y se dio cuenta de que era un dispositivo para la captura de peces.
Kvasir contó sus hallazgos a los Aesir, que hicieron una copia de lo que había visto en las cenizas. Cuando la red estuvo lista fueron al río y la arrojaron a la cascada. Thor sujetó un extremo de la red y los otros Aesir sujetaron el otro extremo, y juntos arrastraron la red por el río.
Pero Loki estaba escondido en el fondo del río, entre dos enormes piedras. Los Aesir no pudieron atraparlo en su primer intento, pero vieron que algo se movía más abajo en el río. Así que los Aesir subieron de nuevo a la cascada y volvieron a lanzar la red al río. Esta vez ataron piedras a la red para que se hundiera hasta el fondo del río.
Mientras los dioses arrastraban la red por el río, Loki nadaba delante de la red. Cuando Loki vio que estaban casi en el mar, saltó por encima de la red y nadó de vuelta hasta la cascada. Los Aesir vieron esto, y también regresaron.
Esta vez los Aesir se dividieron en tres grupos, dos de los grupos caminaban a cada lado de la orilla mientras Thor caminaba por el medio del río. Todos tiraron de la red a través del río hasta llegar al mar.
Loki entró en pánico y se dio cuenta de que sólo tenía dos opciones para escapar: saltar del río al mar, lo que era muy peligroso y podía costarle la vida. O podía intentar de nuevo saltar por encima de la red y nadar de vuelta a la cascada.
Loki optó por saltar por encima de la red una vez más, pero esta vez no tendría tanta suerte. Thor, que estaba de pie en medio del río, atrapó a Loki con una mano, pero como Loki era tan escurridizo se deslizó de un lado a otro entre las manos de Thor hasta que finalmente consiguió agarrar firmemente al salmón cerca de su cola. Y esa es la razón por la que los salmones actuales son estrechos hacia su parte trasera.
Ahora que los Aesir habían capturado a Loki, querían vengar la muerte de Baldr. Así que arrastraron a Loki a una cueva, donde tomaron tres grandes piedras planas y las colocaron en sus bordes e hicieron un agujero a través de ellas.
Los Aesir capturaron entonces a los hijos de Loki, Vali y Narfi. Usaron magia y transformaron a Vali en un lobo, que luego despedazó a su propio hermano Narfi. Los Dioses entonces tomaron sus tripas y las usaron para atar a Loki, quien fue colocado encima de las tres piedras. Los Dioses volvieron a usar la magia y las tripas se volvieron tan fuertes como el hierro.
Entonces Skadi cogió una serpiente venenosa y la colocó sobre Loki para que su veneno goteara sobre su cara. Sigyn, la esposa de Loki, lo amaba tanto que decidió quedarse con él, y Sigyn sigue sentada hasta el día de hoy sosteniendo un cuenco sobre la cabeza de Loki para recoger el veneno de la serpiente.
Cada vez que el cuenco está lleno, ella sale para verter el veneno, y en ese momento el veneno gotea sobre la cara de Loki. Esto le hace temblar violentamente de dolor, por lo que toda la tierra tiembla, y esa es la razón por la que tenemos terremotos según los mitos nórdicos.